Cuando creiamos que la publicidad no podíá reaprendenrse, llegó Vizcaino con esa humiladad del creativo hecho a si mismo para enseñarnos que la publcidad española también puede ser universal, que se puede jugar con la emoción sin caer en el recurso fácil, en el humor sin la gracia hecha, siempre con planteamientos estratégicos sólidos que renuevan marcas, que construyen marcas.
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